Se busca…
Por Jared Laureles
La semifinal entre Toluca y Pachuca estaba expensa de terminar con un marcador favorable para los diablos; los focos rojos se encendían y una barra en la parte inferior del televisor anunciaba un reporte especial sobre la presunta desaparición del Jefe Diego. Toluca avanzó a la final y Televisa cedió su espacio deportivo a un programa especial que despejaría dudas. La versión sólo consistió en imágenes del rancho “La Cabaña”, y desmintió el posible secuestro y ejecución del político panista. Acompañado de palabras políticas dolosas de César Nava y Cuauhtémoc Cárdenas.
Las semblanzas comenzaron a pintar a un ex candidato a la Presidencia de la República por el Partido Acción Nacional en 1994, diputado federal y senador de la República. Ha sido un personaje político controvertido, ha ganado litigios millonarios y ha sido un crítico a la dirigencia de César Nava en el PAN.
Diego Fernández de Cevallos había sido secuestrado la noche del 14 de mayo en Querétaro cerca de su hacienda, en el municipio de Pedro Escobedo. La noticia se escurrió entre rumores: diversos noticiarios informaron sobre una posible desaparición. Manuel Espino echó leña al fuego y señaló en twiter que “hay mucho rumor sobre la desaparición del Jefe Diego, me dicen que está muerto y el cuerpo en el campo militar de Querétaro. Muy lamentable!”. El otro tinte se torno en una batalla mediática, que sin confirmar la información, se hablaba de un secuestro.
A partir de ahí la noticia se hizo rumor, los medios informaban lo que querían, pero insistían a que la procuraduría de Querétaro confirmará lo que ellos ya habían dado por supuesto. Ninguna autoridad asumió el caso para apaciguar la noticia; sólo el aparato oficial de Los Pinos insistió en revocar la versión de Espino.
El hecho nuevamente tocó fibras sensibles hacia el exterior: el propio presidente español José Luis Rodríguez Zapatero afirmó: “Sé que es un amigo y un hombre de gran importancia, de gran relevancia política en México. Deseamos su pronta liberación. Condenamos la criminalidad, condenamos los secuestros y estamos siempre muy cerca de México y de su presidente en esa lucha ejemplar que está llevando a cabo”. El caso Diego era ya un asunto de Estado.
Hablar de una posible desaparición resulta poco incongruente dentro de un contexto llamado “guerra contra el narco”. Hablar de un secuestro es mañoso y disgustante para la sociedad, por aquellos quienes creen que ya ni conciencia se tiene; era obvio que tipificar el hecho como un secuestro implica el contacto inmediato de los responsables con los familiares, y autoridades, para fijar la suma de un posible rescate. Y eso que la familia pidió, el 18 de mayo, que se comuniquen con ellos para fijar un rescate. Si fuese secuestro, ¿quién lleva la tutela?
El argumento más tangible era un ajuste de cuentas entre grupos políticos o un presunto levantamiento por parte de algún cártel. Fernández de Cevallos había quitado las primeras planas sobre la presunta captura de “Nacho” Coronel, capo considerado como dueño de la plaza en territorio jalisciense y brazo principal del cártel de Sinaloa.
La autocensura por parte de Televisa, el pasado 17 de mayo, deja más especulaciones que sensibilizar la opinión pública mexicana argumentando que no se informaría más sobre el hecho debido al “respeto a la familia” y “el respeto a su vida”. “Es una decisión de anteponer la vida de Fernández de Cevallos en el ejercicio periodístico. No ha sido una decisión fácil, pero es una decisión firme”.
La postura de Televisa en desistir sobre seguir informando no debe menospreciarse. Carlos Loret de Mola señalo que si el tema Paulette se cubrió fue porque la familia de la pequeña lo concedió. Con Fernández de Cevallos la familia no lo pidió; la televisora asumió, más que ética en el ejercicio periodístico, silencia un hecho que a la población compete y que deja al descubierto el poder de penetración de la delincuencia, no sólo a las capas bajas de la sociedad sino ya tocó a la clase empresarial.
Exhibir a un jugador (Salvador Cabañas) convaleciente en entrevista exclusiva de noticieros Televisa, ¿no respeta su vida?, la esposa estaba más preocupada por la salud del jugador que atender declaraciones. El caso Paulette fue manoseado a tal grado de generar en la opinión pública un repudio hacia la figura maternal de la niña ¿por qué no se respeto a la familia? En este caso, el ejercicio “farándula” se puso por encima del vocablo respeto.
Si la televisora no va informar, por lo menos que alguna autoridad federal asuma la responsabilidad de informar en conferencias de prensa -como se acostumbra- el avance que ha llevado las investigaciones. Si no se informa, entonces en qué sistema político estamos inmersos: nuevamente la impunidad, nuevamente nos vieron la cara, más que de ciudadanos con el derecho a pedir cuentas claras, como público espectador.
Ante el hecho, vale la pena preguntarse ¿qué hacía un político de ese rango sin escoltas?, ¿por qué fue desaparecido justo a la entrada de su hacienda?; si hubiese sido producto de un atentado por parte de algún cartel, conociendo su calidad operativa, lo hubieran dejado en algún barranco de media carretera. Si la autoridad, y el principal medio de comunicación no dan explicación “por respeto a la vida del ex candidato”, entonces demos beneficio a la duda.
martes, 8 de junio de 2010
Artículo
Ley Arizona, ¿hasta dónde ofendernos?
PorJaredLaureles
Cómo es posible que en un contexto mundial donde se ha dado una amplitud al mercado forjado en Tratados de Libre Comercio, siga habiendo restricciones impositivas, pero sobretodo racistas, en contra del capital humano.
La ley Arizona ha destapado voces y generado una controversia que hasta el mismo elefante blanco de la Organización de Estados Americanos (OEA) la ha calificado como racista e inaceptable.
La SB 1070, promulgada el pasado 23 de abril por la gobernadora Jan Brewer, apoyada solamente por los grupos ultraconservadores y racistas de su entidad –con el único argumento de frenar la inmigración ilegal-, puede tratar de poner en jaque al gobierno de Barack Obama, porque se ha mostrado dócil sin plantear una estrategia concreta de solución parea revertir el problema; sólo le queda provechar el reclamo de instituciones mundiales, fibras políticas y grupos sociales –principalmente latinos- que claman por una igualdad internacional.
Phil Gordon, alcalde de Phoenix, capital de Arizona, también señaló que la iniciativa sería "económicamente desastrosa" y pidió a las autoridades de la ciudad que demanden judicialmente al estado para impedir que entre en vigor.
Arizona cuenta con una tasa demográfica de crecimiento del 7.6 por ciento, es explicable desde el punto en que ahí reside un gran número de latinos que trabajan y sostienen una economía. La situación se pinta hipócrita y hasta demagógica, tomando en cuenta precisamente la considerable presencia de latinos de un 71 por ciento, tomando en cuenta que en Arizona residen poco más de 900 mil extranjeros, de los cuales habitan un total de 611 mil 410 mexicanos.
Por otro lado, el extremo más contundente en contra del imperialismo norteamericano, Hugo Chávez, no ha alzado la voz respecto al problema. Está centrado únicamente en esclarecer a que en las próximas elecciones –faltando dos años y medio- por la presidencia de Venezuela "no está prevista la sucesión en el corto plazo"; al menos así lo afirman los principales diarios de aquél país.
El contexto mundial arroja severas dudas: ¿por qué hacer una hipérbole de una ley que “aparentemente” afecta a mexicanos?, ¿y los latinos?, ¿y los 460 mil residentes venezolanos en aquella entidad?, ¿por qué preocuparnos ahora que ya está aprobada y no, cuando estaba en proceso? ¿De dónde surge la iniciativa de esta ley?
Lo cierto es que aparentemente ha logrado poner de acuerdo y unificado a la clase política mexicana y los poderes fácticos. Un complot que exacerba la ofensa contra el pueblo mexicano y vanagloria la actitud reprobativa por parte del gobierno mexicano.
El coordinador del PRI en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, envió una carta al vicepresidente estadunidense Joe Biden, en la que calificó como “deplorable” ley SB1070 aprobada en Arizona. Mientras tanto, el coordinador del PAN en el Senado, Gustavo Madero, llamó a realizar un boicot contra Arizona, por la promulgación de la ley que “criminaliza” a los inmigrantes en esa entidad de Estados Unidos.
Una ley que viola a otras leyes, entre ellas: básicamente Derechos Humanos y lo que algunos analistas han señalado que las próximas elecciones estatales de noviembre alentaron que se aprobara esta ley restrictiva de los derechos civiles y violatoria de la cuarta enmienda de la Constitución de Estados Unidos que prohíbe los registros y las detenciones arbitrarias.
La reciente redada en contra de inmigrantes en Arizona arrojo un número considerable; cerca de 70 personas con aspecto hispano-latino, entre ellas un niño de 12 años, lo cual es un acto de violación a derechos humanos no sólo a nivel local, sino a nivel internacional.
La aplicación de la ley es un delito justificado ante la ley, tomando en cuenta que el comisario del condado de Maricopa, Joe Arpaio, dijo que realizará una nueva redada contra inmigrantes ilegales y delincuentes el jueves, según el diario El Universal en su nota del 29 de abril; es decir, la acción termina siendo un acto de cacería del humano sobre el humano, confirmándose como un depredador.
Amnistía Internacional aprovechó el contexto para señalar que la misma práctica se hace en México. Según el diario El Universal, la organización Amnistía Internacional (AI) demandó al gobierno de México ser congruente en sus reacciones en temas migratorios y atender el problema de abusos cometidos en contra de ciudadanos centroamericanos en territorio nacional, como lo hace en la defensa de sus connacionales en Arizona.
Y es cierto: después de casi cuatro años se hizo justicia con el caso de las indígenas Alberta Alcántara y Teresa González; falta la liberación de los presos políticos de San Salvador Atenco; niños que son sancionados por no rendir honores a la bandera; resta subsanar la trata de personas, principalmente de origen centroamericano, y aquellos que entran a nuestro país por el ala sur en busca de un trabajo y mejor calidad de vida; y que lo único que consiguen es explotación con base en engaños; mientras México recibe explotación laboral, con base en discursos políticos. El problema es de fondo.
Resulta halagador y merece reconocimiento la efervescencia y la molestia en defender, por parte de los políticos mexicanos, una iniciativa que afecta a los mexicanos. ¿Qué papel debe asumir México? y/o ¿qué medidas debería tomar? Comenzar por la propia casa.
PorJaredLaureles
Cómo es posible que en un contexto mundial donde se ha dado una amplitud al mercado forjado en Tratados de Libre Comercio, siga habiendo restricciones impositivas, pero sobretodo racistas, en contra del capital humano.
La ley Arizona ha destapado voces y generado una controversia que hasta el mismo elefante blanco de la Organización de Estados Americanos (OEA) la ha calificado como racista e inaceptable.
La SB 1070, promulgada el pasado 23 de abril por la gobernadora Jan Brewer, apoyada solamente por los grupos ultraconservadores y racistas de su entidad –con el único argumento de frenar la inmigración ilegal-, puede tratar de poner en jaque al gobierno de Barack Obama, porque se ha mostrado dócil sin plantear una estrategia concreta de solución parea revertir el problema; sólo le queda provechar el reclamo de instituciones mundiales, fibras políticas y grupos sociales –principalmente latinos- que claman por una igualdad internacional.
Phil Gordon, alcalde de Phoenix, capital de Arizona, también señaló que la iniciativa sería "económicamente desastrosa" y pidió a las autoridades de la ciudad que demanden judicialmente al estado para impedir que entre en vigor.
Arizona cuenta con una tasa demográfica de crecimiento del 7.6 por ciento, es explicable desde el punto en que ahí reside un gran número de latinos que trabajan y sostienen una economía. La situación se pinta hipócrita y hasta demagógica, tomando en cuenta precisamente la considerable presencia de latinos de un 71 por ciento, tomando en cuenta que en Arizona residen poco más de 900 mil extranjeros, de los cuales habitan un total de 611 mil 410 mexicanos.
Por otro lado, el extremo más contundente en contra del imperialismo norteamericano, Hugo Chávez, no ha alzado la voz respecto al problema. Está centrado únicamente en esclarecer a que en las próximas elecciones –faltando dos años y medio- por la presidencia de Venezuela "no está prevista la sucesión en el corto plazo"; al menos así lo afirman los principales diarios de aquél país.
El contexto mundial arroja severas dudas: ¿por qué hacer una hipérbole de una ley que “aparentemente” afecta a mexicanos?, ¿y los latinos?, ¿y los 460 mil residentes venezolanos en aquella entidad?, ¿por qué preocuparnos ahora que ya está aprobada y no, cuando estaba en proceso? ¿De dónde surge la iniciativa de esta ley?
Lo cierto es que aparentemente ha logrado poner de acuerdo y unificado a la clase política mexicana y los poderes fácticos. Un complot que exacerba la ofensa contra el pueblo mexicano y vanagloria la actitud reprobativa por parte del gobierno mexicano.
El coordinador del PRI en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, envió una carta al vicepresidente estadunidense Joe Biden, en la que calificó como “deplorable” ley SB1070 aprobada en Arizona. Mientras tanto, el coordinador del PAN en el Senado, Gustavo Madero, llamó a realizar un boicot contra Arizona, por la promulgación de la ley que “criminaliza” a los inmigrantes en esa entidad de Estados Unidos.
Una ley que viola a otras leyes, entre ellas: básicamente Derechos Humanos y lo que algunos analistas han señalado que las próximas elecciones estatales de noviembre alentaron que se aprobara esta ley restrictiva de los derechos civiles y violatoria de la cuarta enmienda de la Constitución de Estados Unidos que prohíbe los registros y las detenciones arbitrarias.
La reciente redada en contra de inmigrantes en Arizona arrojo un número considerable; cerca de 70 personas con aspecto hispano-latino, entre ellas un niño de 12 años, lo cual es un acto de violación a derechos humanos no sólo a nivel local, sino a nivel internacional.
La aplicación de la ley es un delito justificado ante la ley, tomando en cuenta que el comisario del condado de Maricopa, Joe Arpaio, dijo que realizará una nueva redada contra inmigrantes ilegales y delincuentes el jueves, según el diario El Universal en su nota del 29 de abril; es decir, la acción termina siendo un acto de cacería del humano sobre el humano, confirmándose como un depredador.
Amnistía Internacional aprovechó el contexto para señalar que la misma práctica se hace en México. Según el diario El Universal, la organización Amnistía Internacional (AI) demandó al gobierno de México ser congruente en sus reacciones en temas migratorios y atender el problema de abusos cometidos en contra de ciudadanos centroamericanos en territorio nacional, como lo hace en la defensa de sus connacionales en Arizona.
Y es cierto: después de casi cuatro años se hizo justicia con el caso de las indígenas Alberta Alcántara y Teresa González; falta la liberación de los presos políticos de San Salvador Atenco; niños que son sancionados por no rendir honores a la bandera; resta subsanar la trata de personas, principalmente de origen centroamericano, y aquellos que entran a nuestro país por el ala sur en busca de un trabajo y mejor calidad de vida; y que lo único que consiguen es explotación con base en engaños; mientras México recibe explotación laboral, con base en discursos políticos. El problema es de fondo.
Resulta halagador y merece reconocimiento la efervescencia y la molestia en defender, por parte de los políticos mexicanos, una iniciativa que afecta a los mexicanos. ¿Qué papel debe asumir México? y/o ¿qué medidas debería tomar? Comenzar por la propia casa.
sábado, 1 de mayo de 2010
Columna
Espacio Diferido
Sin registro, en la espera
Por Wilma Bermúdez
Pese a que la medida dispuesta por el Legislativo afectará los principios fundamentales establecidos en las leyes de orden público, como es promover el desarrollo de las telecomunicaciones y garantizar la prestación de servicios en beneficio de los usuarios, Telcel suspenderán las líneas que no estén suscritas ante el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (Renaut). Mientras Movistar facilitara el proceso, sin suspensiones, aún ante las sanciones que se le acrediten.
Hoy, el tema ha resonado hasta el más recóndito lugar de la República Mexicana, la incógnita que surge de todo este proceso va encaminada hacia las repercusiones que tendrá esta proporción de datos ante un futuro que por ahora resulta incierto.
Posterior al plazo del día 10 de abril, los sistemas presentaron saturación por la cantidad de personas que intentaron registrarse, líneas telefónicas ocupadas, páginas de Internet fuera de servicio y largas filas en los centros de atención a clientes. Un barullo que surge a partir de una polémica donde no existen normas claras o un reglamento sobre la forma de operar del Renaut.
Se contabilizaron alrededor de 25 millones 902 mil 503 líneas que no completaron el proceso de alta de los 83 millones 500 mil que operan en el país, y aún así, ahora resulta que aunque se pierda la línea telefónica se seguirá cobrando a los usuarios debido al contrato establecido, situación que se vera severamente agravada si le buscamos más peros al asunto.
Si al instante tanto usted como yo, fuéramos victimas de extravió o robo del dispositivo móvil, lo primero que debemos hacer es cuestionar la rigurosidad de este procedimiento, pues resulta, que por no reportar el número con la misma inmediatez de la que fuimos despojado, hasta se nos puede acusar de criminales, extorsionadores y no se que tantas otras cosas.
Esperemos que ahora esta medida cobre su importancia, habría que ver a largo plazo, si ahora sí podrá el Ejecutivo Federal combatir el alto índice de inseguridad, secuestros, y extorsiones, para lo cual, la principal herramienta es el celular.
Pero, ¿no desde este momento el mercado negro ya comenzó su trabajo? Ya hay por lo menos 5 mil 200 líneas registradas a nombre del presidente Felipe Calderón y otras tantas añadidas al empresario Carlos Slim. Por lo que finalmente, hará falta una depuración de datos que yo les recomiendo se agílese al momento, de no ser así, entonces de qué sirve tanto alboroto.
Sin registro, en la espera
Por Wilma Bermúdez
Pese a que la medida dispuesta por el Legislativo afectará los principios fundamentales establecidos en las leyes de orden público, como es promover el desarrollo de las telecomunicaciones y garantizar la prestación de servicios en beneficio de los usuarios, Telcel suspenderán las líneas que no estén suscritas ante el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (Renaut). Mientras Movistar facilitara el proceso, sin suspensiones, aún ante las sanciones que se le acrediten.
Hoy, el tema ha resonado hasta el más recóndito lugar de la República Mexicana, la incógnita que surge de todo este proceso va encaminada hacia las repercusiones que tendrá esta proporción de datos ante un futuro que por ahora resulta incierto.
Posterior al plazo del día 10 de abril, los sistemas presentaron saturación por la cantidad de personas que intentaron registrarse, líneas telefónicas ocupadas, páginas de Internet fuera de servicio y largas filas en los centros de atención a clientes. Un barullo que surge a partir de una polémica donde no existen normas claras o un reglamento sobre la forma de operar del Renaut.
Se contabilizaron alrededor de 25 millones 902 mil 503 líneas que no completaron el proceso de alta de los 83 millones 500 mil que operan en el país, y aún así, ahora resulta que aunque se pierda la línea telefónica se seguirá cobrando a los usuarios debido al contrato establecido, situación que se vera severamente agravada si le buscamos más peros al asunto.
Si al instante tanto usted como yo, fuéramos victimas de extravió o robo del dispositivo móvil, lo primero que debemos hacer es cuestionar la rigurosidad de este procedimiento, pues resulta, que por no reportar el número con la misma inmediatez de la que fuimos despojado, hasta se nos puede acusar de criminales, extorsionadores y no se que tantas otras cosas.
Esperemos que ahora esta medida cobre su importancia, habría que ver a largo plazo, si ahora sí podrá el Ejecutivo Federal combatir el alto índice de inseguridad, secuestros, y extorsiones, para lo cual, la principal herramienta es el celular.
Pero, ¿no desde este momento el mercado negro ya comenzó su trabajo? Ya hay por lo menos 5 mil 200 líneas registradas a nombre del presidente Felipe Calderón y otras tantas añadidas al empresario Carlos Slim. Por lo que finalmente, hará falta una depuración de datos que yo les recomiendo se agílese al momento, de no ser así, entonces de qué sirve tanto alboroto.
miércoles, 28 de abril de 2010
Crónica urbana
¡Aguaaas que ay´ te voy!
Wilma Bermúdez
Despierta el Distrito Federal, el sol abrazador comienza a iluminar el más recóndito espacio de la ciudad, con él, millones de ciudadanos inician un recorrido incierto por uno de los medios más elementales, el Sistema de de Transporte Colectivo Metro.
El trayecto inicia desde las afueras, los puestos obstruyen la entrada, y a horas pico, es un reto lograr llegar a la taquilla, no sin antes haber sido empujado, pisado o insultado por los transeúntes. Entonces, se escucha a lo lejos la voz voraz de la señora regordeta que grita: "fíjate por donde vas", como si no fuera suficiente con el golpazo que por añadidura ya propicio.
Bajando los pequeños escalones, de un lado, se observa a la señora con su hijo en brazos pidiendo una moneda para un taco, del otro, al señor de la tercera edad con su armónica, tratando de entonar uno de los temas que ya es de sobra conocido por él, y a un costado, a la viejecita con sombrero en mano pidiendo una limosnita.
Una vez en la taquilla, aguarda una inmensa fila, sólo hay una ventanilla funcionando, por que en la otra, la taquillera se percata de que no se puso bien el rímel, entonces así no se puede comenzar a trabajar. Sin embargo, ahora con las nuevas máquinas para recargar la tarjeta electrónica, se ha agilizado un poco este proceso, pero no deja de ser exhausto, sin embargo, ahí no acaba todo, es sólo el inicio de la lucha que esta por comenzar.
De cinco torniquetes disponibles sólo dos están en funcionamiento, el usuario se apresura para no perder el próximo metro que esta a punto de salir, camina apresuradamente y cuando esta a un paso de lograr su objetivo, las puertas se cierran con efímera velocidad.
En cuestión de segundos, comienza a llegar gente por todos lados, unos visten elegantemente con traje y corbata colorida, zapatos bien voleados; unos con ropa casual, nada llamativo a comparación de algunos, otros tantos con ropa deportiva una par de tenis, una playera ligera y un pants que deja asomar la figura bien ejercitada, estudiantes, trabajadores, amas de casa, toda una gama de personajes.
Llega el metro, desciende la gente que va llegando a su destino, con él, se desprende el olor a queso rancio que ha dejado marca dentro del vagón; en el aire se respira una mezcolanza de perfume, comida, sudor y hasta olores que perpetuán en la memoria del viajero. Su color vivo, lo hace un recuerdo intacto.
Al abordar, la gente como hormigas invaden los lugares, unos arrojan estrepitosamente sus maletas para apartar su asiento, otros observan y prefieren quedarse parados. Ahora, el reto es llegar, el metro va escupiendo gente, no es únicamente esto, pues hay que enfrentar al compañero de asiento que va arrejuntándose, a lo lejos se escucha el grito de una joven: "se puede hacer para allá, viejo cochino", al instante los individuos dentro del vagón observan con mirada fulminante el hombre, que decide bajar en la próxima estación.
No sirve de mucho la aparente rigurosidad en la separación de vagones, si unas estaciones más adelante ya vienen dando lo mismo hombres que mujeres. El metro, lugar de perdiciones, para tomar un breve descanso, complementar la siesta que no se concreto de noche y donde un desconocido se toma la confianza de recostarse en el hombro del sujeto de al lado, ese cabeceo incesante que hace aún más placentero el viaje.
Aquí se hacen amigos, se halla una conquista, pero también se encuentra a personas que sin que uno se percate ya hurtaron la cartera o el celular de una manera hábil y sigilosa, cual fantasma, sin dejar huella, desciende, y al buscar dentro de la bolsa el usuario se da cuenta que ha sido víctima de un robo en breves instantes.
El sujeto de al lado luce normal, no pudo ser él, pero no conforme con eso pasa el vendedor ofreciendo dos cajas de chicles por cinco pesos, uno tras otro, el vidente que pide ayuda, los talentos perdidos, los adictos que dejan un recuerdito en el vagón, ese olor que se propaga en segundos, los indigentes, el joven que pide ayuda para su madrecita que esta en el hospital y, después de un mes sigue enferma de lo mismo, el señor que ofrece el disco con los éxitos del momento, eso despista la atención y al momento no se supo quien fue el ladrón.
Todo esto forma parte de un viaje redondo por la ciudad, pero no todo pinta tan mal, un buen día con tan poco en el bolsillo y deseos de pasear, con tres pesitos se conocen diversos puntos de la ciudad, la Lagunilla, el Centro Histórico, Tepito, la Villa, Chapultepec, Universidad, la Merced…
Al llegar al destino, ahora el reto es otro, bajar con cautela, conseguir bajar, aunque se tenga que empujar, después de todo el retraso. El metro se detuvo en cada estación, uno, dos, tres… cinco, hasta diez minutos, no avanzaba, el calor de los cuerpos ya era de por si insoportable, aunado a esto el robo del cual, el viajero ya fue víctima.
Las cámaras de seguridad, quizá han capturado algo, pero al llegar a la terminal no hay nadie vigilando, los monitores de seguridad son testigos, pero no hay ley que los haga valer. Al final, es todo una aventura, si no existiera el metro otro sería el medio, pero en cada lugar y de diversas formas habrá una historia que contar.
Wilma Bermúdez
Despierta el Distrito Federal, el sol abrazador comienza a iluminar el más recóndito espacio de la ciudad, con él, millones de ciudadanos inician un recorrido incierto por uno de los medios más elementales, el Sistema de de Transporte Colectivo Metro.
El trayecto inicia desde las afueras, los puestos obstruyen la entrada, y a horas pico, es un reto lograr llegar a la taquilla, no sin antes haber sido empujado, pisado o insultado por los transeúntes. Entonces, se escucha a lo lejos la voz voraz de la señora regordeta que grita: "fíjate por donde vas", como si no fuera suficiente con el golpazo que por añadidura ya propicio.
Bajando los pequeños escalones, de un lado, se observa a la señora con su hijo en brazos pidiendo una moneda para un taco, del otro, al señor de la tercera edad con su armónica, tratando de entonar uno de los temas que ya es de sobra conocido por él, y a un costado, a la viejecita con sombrero en mano pidiendo una limosnita.
Una vez en la taquilla, aguarda una inmensa fila, sólo hay una ventanilla funcionando, por que en la otra, la taquillera se percata de que no se puso bien el rímel, entonces así no se puede comenzar a trabajar. Sin embargo, ahora con las nuevas máquinas para recargar la tarjeta electrónica, se ha agilizado un poco este proceso, pero no deja de ser exhausto, sin embargo, ahí no acaba todo, es sólo el inicio de la lucha que esta por comenzar.
De cinco torniquetes disponibles sólo dos están en funcionamiento, el usuario se apresura para no perder el próximo metro que esta a punto de salir, camina apresuradamente y cuando esta a un paso de lograr su objetivo, las puertas se cierran con efímera velocidad.
En cuestión de segundos, comienza a llegar gente por todos lados, unos visten elegantemente con traje y corbata colorida, zapatos bien voleados; unos con ropa casual, nada llamativo a comparación de algunos, otros tantos con ropa deportiva una par de tenis, una playera ligera y un pants que deja asomar la figura bien ejercitada, estudiantes, trabajadores, amas de casa, toda una gama de personajes.
Llega el metro, desciende la gente que va llegando a su destino, con él, se desprende el olor a queso rancio que ha dejado marca dentro del vagón; en el aire se respira una mezcolanza de perfume, comida, sudor y hasta olores que perpetuán en la memoria del viajero. Su color vivo, lo hace un recuerdo intacto.
Al abordar, la gente como hormigas invaden los lugares, unos arrojan estrepitosamente sus maletas para apartar su asiento, otros observan y prefieren quedarse parados. Ahora, el reto es llegar, el metro va escupiendo gente, no es únicamente esto, pues hay que enfrentar al compañero de asiento que va arrejuntándose, a lo lejos se escucha el grito de una joven: "se puede hacer para allá, viejo cochino", al instante los individuos dentro del vagón observan con mirada fulminante el hombre, que decide bajar en la próxima estación.
No sirve de mucho la aparente rigurosidad en la separación de vagones, si unas estaciones más adelante ya vienen dando lo mismo hombres que mujeres. El metro, lugar de perdiciones, para tomar un breve descanso, complementar la siesta que no se concreto de noche y donde un desconocido se toma la confianza de recostarse en el hombro del sujeto de al lado, ese cabeceo incesante que hace aún más placentero el viaje.
Aquí se hacen amigos, se halla una conquista, pero también se encuentra a personas que sin que uno se percate ya hurtaron la cartera o el celular de una manera hábil y sigilosa, cual fantasma, sin dejar huella, desciende, y al buscar dentro de la bolsa el usuario se da cuenta que ha sido víctima de un robo en breves instantes.
El sujeto de al lado luce normal, no pudo ser él, pero no conforme con eso pasa el vendedor ofreciendo dos cajas de chicles por cinco pesos, uno tras otro, el vidente que pide ayuda, los talentos perdidos, los adictos que dejan un recuerdito en el vagón, ese olor que se propaga en segundos, los indigentes, el joven que pide ayuda para su madrecita que esta en el hospital y, después de un mes sigue enferma de lo mismo, el señor que ofrece el disco con los éxitos del momento, eso despista la atención y al momento no se supo quien fue el ladrón.
Todo esto forma parte de un viaje redondo por la ciudad, pero no todo pinta tan mal, un buen día con tan poco en el bolsillo y deseos de pasear, con tres pesitos se conocen diversos puntos de la ciudad, la Lagunilla, el Centro Histórico, Tepito, la Villa, Chapultepec, Universidad, la Merced…
Al llegar al destino, ahora el reto es otro, bajar con cautela, conseguir bajar, aunque se tenga que empujar, después de todo el retraso. El metro se detuvo en cada estación, uno, dos, tres… cinco, hasta diez minutos, no avanzaba, el calor de los cuerpos ya era de por si insoportable, aunado a esto el robo del cual, el viajero ya fue víctima.
Las cámaras de seguridad, quizá han capturado algo, pero al llegar a la terminal no hay nadie vigilando, los monitores de seguridad son testigos, pero no hay ley que los haga valer. Al final, es todo una aventura, si no existiera el metro otro sería el medio, pero en cada lugar y de diversas formas habrá una historia que contar.
jueves, 22 de abril de 2010
CENTINELA 10 de abril 2010
Jared Laureles
La pluma de Scherer
Miedo, impaciencia, vulnerabilidad y desasosiego, Julio Scherer se dirige al lugar del encuentro. “Si el Diablo me ofrece una entrevista, voy a los infiernos…” Valiente, aguerrido, curioso y con una adrenalina que acalora su cuerpo, mira al capo.
Hombre erguido, imperioso y de más de 1.80 de estatura. Pronuncia 60 años pero con fortaleza corporal y juventud intelectual. Desde joven involucrado “nomas” en el narcotráfico; actualmente líder del cartel más poderoso. Vive atemorizado de ser atrapado y a expensas de ser traicionado, como cualquier capo. Hoy, le llora a su hijo “Vicentillo”.
¿Grabamos?, silencio dijo el capo. Insiste Scherer - tengo muchas preguntas-, Otro día. Tiene mi palabra, indicó Zambada. Don Julio no consiguió la entrevista que yacía en su interior, pero logró un testimonio peculiar asomándose al alma del entrevistado.
Scherer no es el periodista emblemático de la ruptura con el poder, ni un portavoz de delincuentes (como muchos lo han archivado); es simbólico por ser expresión pura del buen periodismo de los últimos cien años. Se sabe periodista: un hombre con humildad y calidad humana que ha informado, dialogado, entrevistado: más que editado o transcrito una entrevista, ha cimentado su nombre a lo largo de 64 años en el incansable y arduo periodismo.
¿Por qué eligió Zambada a Scherer y no a otro periodista? Hablar para el semanario más importante de México, Proceso, se traducía en un eco que golpeaba fibras delicadas del poder. Y dialogó con Julio por su profesionalismo y trayectoria: He leído sus libros y usted no miente, confiesa “El Mayo”. ¡Si las autoridades no lo encuentran es porque no han podido o no han querido!
El debatible reportaje y polémico encuentro entre Ismael Zambada y Julio Scherer son objeto de telas de juicio por aquellos que se dicen reporteros. Impugnadores ante la pluma de investigación y optimistas con el trabajo de foro, desvirtúan el ejercicio periodístico: el ejercicio de indagar e informar, el contacto directo con el hecho, el testimonio, la vida.
¿Se puede entrevistar a un capo del narcotráfico? Sí. El periodista es servicial a la noticia y la curiosidad, con los riesgos que ello implique. ¿El periodista debe entrevistar a delincuentes? Sí, pero con corbata, formalmente los políticos convocan a ruedas de prensa.
El mensaje es frío en las palabras: “es una guerra perdida”; “si me atrapan o me matan, nada cambia”. “El narco en la sociedad, arraigado como la corrupción”. “Al Presidente lo engañan sus colaboradores y le informan de avances que no se dan”. La fotografía es exquisita e incondicional al encuentro: probaba la veracidad del encuentro con el capo, y la veracidad es pilar de la palabra del periodista.
¿Periodismo o propaganda? Las autoridades se muerden la lengua y señalan como propaganda una entrevista periodística. ¿Y los spots federales de capturas audaces, no son eficaces?... Entonces tiran millones de impuestos a la basura tratando de convencernos quién es quien gana la guerra. Si Felipe Calderón insiste en no hablar mal de México y jura que el problema es de las percepciones, deberíamos poner más atención a los spots.
Si el maestro Scherer publica en espacios posteriores un libro en el que incluya las palabras de “El Mayo” y el encuentro con “El Chapo” que no nos sorprenda. Es digno de publicarlo porque Scherer no escribe para la historia, sino para el hombre. Hay que reconocer el buen periodismo ahora que tenemos entre nosotros a un grande del ejercicio, porque después habrá que criticar el que ya no esté. ¡Felicidades maestro! por tus recién cumplidos 84 años.
¿Lo que publicó Proceso fue todo lo que se dijo en aquél encuentro? Por supuesto que no. Debe haber sido una plática prolongada, con la adrenalina cobijando a Scherer y el tiempo estrujando a Zambada; pero escribe la palabra correcta en el lugar correcto: el color del interés humano… la tinta de Scherer.
Jared Laureles
La pluma de Scherer
Miedo, impaciencia, vulnerabilidad y desasosiego, Julio Scherer se dirige al lugar del encuentro. “Si el Diablo me ofrece una entrevista, voy a los infiernos…” Valiente, aguerrido, curioso y con una adrenalina que acalora su cuerpo, mira al capo.
Hombre erguido, imperioso y de más de 1.80 de estatura. Pronuncia 60 años pero con fortaleza corporal y juventud intelectual. Desde joven involucrado “nomas” en el narcotráfico; actualmente líder del cartel más poderoso. Vive atemorizado de ser atrapado y a expensas de ser traicionado, como cualquier capo. Hoy, le llora a su hijo “Vicentillo”.
¿Grabamos?, silencio dijo el capo. Insiste Scherer - tengo muchas preguntas-, Otro día. Tiene mi palabra, indicó Zambada. Don Julio no consiguió la entrevista que yacía en su interior, pero logró un testimonio peculiar asomándose al alma del entrevistado.
Scherer no es el periodista emblemático de la ruptura con el poder, ni un portavoz de delincuentes (como muchos lo han archivado); es simbólico por ser expresión pura del buen periodismo de los últimos cien años. Se sabe periodista: un hombre con humildad y calidad humana que ha informado, dialogado, entrevistado: más que editado o transcrito una entrevista, ha cimentado su nombre a lo largo de 64 años en el incansable y arduo periodismo.
¿Por qué eligió Zambada a Scherer y no a otro periodista? Hablar para el semanario más importante de México, Proceso, se traducía en un eco que golpeaba fibras delicadas del poder. Y dialogó con Julio por su profesionalismo y trayectoria: He leído sus libros y usted no miente, confiesa “El Mayo”. ¡Si las autoridades no lo encuentran es porque no han podido o no han querido!
El debatible reportaje y polémico encuentro entre Ismael Zambada y Julio Scherer son objeto de telas de juicio por aquellos que se dicen reporteros. Impugnadores ante la pluma de investigación y optimistas con el trabajo de foro, desvirtúan el ejercicio periodístico: el ejercicio de indagar e informar, el contacto directo con el hecho, el testimonio, la vida.
¿Se puede entrevistar a un capo del narcotráfico? Sí. El periodista es servicial a la noticia y la curiosidad, con los riesgos que ello implique. ¿El periodista debe entrevistar a delincuentes? Sí, pero con corbata, formalmente los políticos convocan a ruedas de prensa.
El mensaje es frío en las palabras: “es una guerra perdida”; “si me atrapan o me matan, nada cambia”. “El narco en la sociedad, arraigado como la corrupción”. “Al Presidente lo engañan sus colaboradores y le informan de avances que no se dan”. La fotografía es exquisita e incondicional al encuentro: probaba la veracidad del encuentro con el capo, y la veracidad es pilar de la palabra del periodista.
¿Periodismo o propaganda? Las autoridades se muerden la lengua y señalan como propaganda una entrevista periodística. ¿Y los spots federales de capturas audaces, no son eficaces?... Entonces tiran millones de impuestos a la basura tratando de convencernos quién es quien gana la guerra. Si Felipe Calderón insiste en no hablar mal de México y jura que el problema es de las percepciones, deberíamos poner más atención a los spots.
Si el maestro Scherer publica en espacios posteriores un libro en el que incluya las palabras de “El Mayo” y el encuentro con “El Chapo” que no nos sorprenda. Es digno de publicarlo porque Scherer no escribe para la historia, sino para el hombre. Hay que reconocer el buen periodismo ahora que tenemos entre nosotros a un grande del ejercicio, porque después habrá que criticar el que ya no esté. ¡Felicidades maestro! por tus recién cumplidos 84 años.
¿Lo que publicó Proceso fue todo lo que se dijo en aquél encuentro? Por supuesto que no. Debe haber sido una plática prolongada, con la adrenalina cobijando a Scherer y el tiempo estrujando a Zambada; pero escribe la palabra correcta en el lugar correcto: el color del interés humano… la tinta de Scherer.
miércoles, 24 de marzo de 2010
Construyendo terrorismo
Construyendo Terrorismo
Wilma Bermúdez
Será a caso que nuestro país presenta tan alta vulnerabilidad, que con tan sólo un par de latas de jugo y unas luces de color puede hacerse creer que se trata de un atentado terrorista –y es que la situación, hasta risa da.
Quien diría que un fanático religioso de nombre José Mar Flores Pereira, procedente de Bolivia y residente en México desde hace 17 años, tendría en vilo a las autoridades a primeras horas de la tarde del pasado miércoles, en un recorrido de Cancún al aeropuerto Internacional Benito Juárez.
Y tan sólo a dos días de la conmemoración de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, donde perecieron alrededor de 2 mil 973 personas después de que un grupo de islámicos secuestrarán cuatro aviones que fueron a estrellarse contra las Torres Gemelas de Nueva York, el Pentágono, en Washington; y un cuarto avión en Somerset, al este de Pittsburgh. Y es que ahora había que hacerla pero a la mexicana.
Pero esta vez, ¿con qué fines? En aquél entonces el derrumbe de las torres Gemelas trajo consigo la guerra en Afganistán e Irak y con esto la perdida de incontables vidas. ¿Esta vez se tratará de una acción que lleva consigo objetivos políticos? Bajo esta lógica, ¿qué sigue?
En nuestro país prolifera un régimen guiado por intereses, siendo así, ¿hablamos de un distractor? Quizá tenga algo que ver con la nueva implementación del Paquete Económico y es que así se nos ha acostumbrado, cada vez que la cosa se pone difícil algo sucede. Pero esta vez se requerirá más que un discurso para convencer. Pues finalmente bien diría nuestro profeta “viene un terremoto como nunca antes lo ha habido”, y esto refiriéndonos a la economía, y con ello a la inminente pobreza.
Wilma Bermúdez
Será a caso que nuestro país presenta tan alta vulnerabilidad, que con tan sólo un par de latas de jugo y unas luces de color puede hacerse creer que se trata de un atentado terrorista –y es que la situación, hasta risa da.
Quien diría que un fanático religioso de nombre José Mar Flores Pereira, procedente de Bolivia y residente en México desde hace 17 años, tendría en vilo a las autoridades a primeras horas de la tarde del pasado miércoles, en un recorrido de Cancún al aeropuerto Internacional Benito Juárez.
Y tan sólo a dos días de la conmemoración de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, donde perecieron alrededor de 2 mil 973 personas después de que un grupo de islámicos secuestrarán cuatro aviones que fueron a estrellarse contra las Torres Gemelas de Nueva York, el Pentágono, en Washington; y un cuarto avión en Somerset, al este de Pittsburgh. Y es que ahora había que hacerla pero a la mexicana.
Pero esta vez, ¿con qué fines? En aquél entonces el derrumbe de las torres Gemelas trajo consigo la guerra en Afganistán e Irak y con esto la perdida de incontables vidas. ¿Esta vez se tratará de una acción que lleva consigo objetivos políticos? Bajo esta lógica, ¿qué sigue?
En nuestro país prolifera un régimen guiado por intereses, siendo así, ¿hablamos de un distractor? Quizá tenga algo que ver con la nueva implementación del Paquete Económico y es que así se nos ha acostumbrado, cada vez que la cosa se pone difícil algo sucede. Pero esta vez se requerirá más que un discurso para convencer. Pues finalmente bien diría nuestro profeta “viene un terremoto como nunca antes lo ha habido”, y esto refiriéndonos a la economía, y con ello a la inminente pobreza.
jueves, 18 de marzo de 2010
Febrero 28, 2010
CENTINELA
Jared Laureles
“Ni independencia ni revolución”
Quiero comenzar por citar las palabras adecuadas de Lorenzo Meyer publicadas en diario Reforma: “En un país donde la política parece de caricatura, la auténtica caricatura puede ser alta política”. Y es que no hay mejor síntesis que hacer de la ironía periodística una estrofa de poesía para pintar la reciente publicación de Eduardo del Río, Rius, 2010, ni independencia ni revolución.
La información y el periodista no son sólo reprimidos. La caricatura política también es objeto de ello. Rius se encuentra entre aquellos moneros que han sido censurados; pero hoy tiene un trozo de carbón ancho y páginas en blanco por esculpir.
Rius no lo esperaba, quizás pensaba que nos encontrábamos festejando la victoria de la Selección Mexicana frente a Bolivia como orgulloso mexicano, o que estábamos en el espectáculo vecino de luz y sonido, o enfriándonos la razón a golpes en la pista de hielo: se sorprendió al ver el grado de convocatoria para su exposición en la XXXI Feria Internacional del Libro (poco más de 350 personas, y otras tantas afuera sin lugar, llenaron la pequeña sala): “que alguien me haga el favor de decirles que ya no cabe otra pulga más”, dijo Rius.
La presentación del libro Ni independencia ni revolución llega para generar un brote en el pensamiento y la reflexión; da cabida a hacernos dos preguntas que se mencionaron en la exposición: ¿de dónde venimos? y ¿hacia dónde vamos? Así deberíamos concebir cada celebración de la independencia: reflexionando, analizando, preguntando, releyendo, observando, platicando.
Quiero retomar alguno de sus argumentos-propuestas –la más importante y significativa-que señaló durante la muestra para colaborar con la celebración del Bicentenario: “agregar al desfile de la Revolución el narcotráfico”; y es que no pudo ser tan patriótico y respetuoso, porque ya están los deportistas, militares y, el Presidente; pero se olvidaban de “El Chapo”: el narco consentido de éstos nueve años. Comparto con el maestro, el narcotráfico es una estructura que ha trascendido fronteras y es el único claro indicio de las grandes exportaciones que genera el país, finge como pilar económico.
La conmemoración del Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia, son motivo de celebrar. De celebrar qué, ¿Independencia?; pues no que México necesita inversión extranjera para PEMEX y, en el menor de los casos, nuestra economía está golpeada por la crisis del país vecino. ¿Conmemorar la Revolución?, una revolución que sostuvo su fuerza en el pueblo para que llegara un “cabrón” a sentarse, que dicte y mande a redactar los libros de texto y creamos en la falacia de personajes de la revolución, su revolución.
Rius no es historiador ni investigador, pero en casi 200 páginas cuenta la historia de México, desde la prehistoria hasta el presente. Estamos próximos a las celebraciones patrióticas, con deslealtad política; de libertad, con Ciudad Juárez narco-militarizada; de Justicia, sin respetar los Acuerdos de San Andrés; y de orgulloso de ser mexicano, cuando no hay mexicano sin Estado de Derecho.
El 2010 para México pinta virtuoso: habrá eventos deportivos sobre Paseo de la Reforma; culturales, donde haya espacio para ello; espectáculos de luz y sonido; programas de televisión que hinchen el ego mexicano, y hasta un circo político que acabará por colmar la paciencia y esperanza del mexicano.
Es claro el mensaje, es nítida la caricatura: todo será festejo, celebración y alegría –con cargo al erario público-, pero no una digna conmemoración. La situación actual del país da propiedad para que, con las condiciones sociales, políticas y económicas, estemos lejos de la Independencia y cerca de la Revolución… revolucioncita diría Rius.
CENTINELA
Jared Laureles
“Ni independencia ni revolución”
Quiero comenzar por citar las palabras adecuadas de Lorenzo Meyer publicadas en diario Reforma: “En un país donde la política parece de caricatura, la auténtica caricatura puede ser alta política”. Y es que no hay mejor síntesis que hacer de la ironía periodística una estrofa de poesía para pintar la reciente publicación de Eduardo del Río, Rius, 2010, ni independencia ni revolución.
La información y el periodista no son sólo reprimidos. La caricatura política también es objeto de ello. Rius se encuentra entre aquellos moneros que han sido censurados; pero hoy tiene un trozo de carbón ancho y páginas en blanco por esculpir.
Rius no lo esperaba, quizás pensaba que nos encontrábamos festejando la victoria de la Selección Mexicana frente a Bolivia como orgulloso mexicano, o que estábamos en el espectáculo vecino de luz y sonido, o enfriándonos la razón a golpes en la pista de hielo: se sorprendió al ver el grado de convocatoria para su exposición en la XXXI Feria Internacional del Libro (poco más de 350 personas, y otras tantas afuera sin lugar, llenaron la pequeña sala): “que alguien me haga el favor de decirles que ya no cabe otra pulga más”, dijo Rius.
La presentación del libro Ni independencia ni revolución llega para generar un brote en el pensamiento y la reflexión; da cabida a hacernos dos preguntas que se mencionaron en la exposición: ¿de dónde venimos? y ¿hacia dónde vamos? Así deberíamos concebir cada celebración de la independencia: reflexionando, analizando, preguntando, releyendo, observando, platicando.
Quiero retomar alguno de sus argumentos-propuestas –la más importante y significativa-que señaló durante la muestra para colaborar con la celebración del Bicentenario: “agregar al desfile de la Revolución el narcotráfico”; y es que no pudo ser tan patriótico y respetuoso, porque ya están los deportistas, militares y, el Presidente; pero se olvidaban de “El Chapo”: el narco consentido de éstos nueve años. Comparto con el maestro, el narcotráfico es una estructura que ha trascendido fronteras y es el único claro indicio de las grandes exportaciones que genera el país, finge como pilar económico.
La conmemoración del Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia, son motivo de celebrar. De celebrar qué, ¿Independencia?; pues no que México necesita inversión extranjera para PEMEX y, en el menor de los casos, nuestra economía está golpeada por la crisis del país vecino. ¿Conmemorar la Revolución?, una revolución que sostuvo su fuerza en el pueblo para que llegara un “cabrón” a sentarse, que dicte y mande a redactar los libros de texto y creamos en la falacia de personajes de la revolución, su revolución.
Rius no es historiador ni investigador, pero en casi 200 páginas cuenta la historia de México, desde la prehistoria hasta el presente. Estamos próximos a las celebraciones patrióticas, con deslealtad política; de libertad, con Ciudad Juárez narco-militarizada; de Justicia, sin respetar los Acuerdos de San Andrés; y de orgulloso de ser mexicano, cuando no hay mexicano sin Estado de Derecho.
El 2010 para México pinta virtuoso: habrá eventos deportivos sobre Paseo de la Reforma; culturales, donde haya espacio para ello; espectáculos de luz y sonido; programas de televisión que hinchen el ego mexicano, y hasta un circo político que acabará por colmar la paciencia y esperanza del mexicano.
Es claro el mensaje, es nítida la caricatura: todo será festejo, celebración y alegría –con cargo al erario público-, pero no una digna conmemoración. La situación actual del país da propiedad para que, con las condiciones sociales, políticas y económicas, estemos lejos de la Independencia y cerca de la Revolución… revolucioncita diría Rius.
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